jueves, 9 de diciembre de 2010

SANTA ALIANZA

Santa Alianza

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Los estados fundadores de la Santa Alianza:
      Bandera de Austria (imperio) Imperio austríaco       Flag of Prussia 1892-1918.svg Reino de Prusia       Bandera de Rusia Imperio ruso
El emperador Francisco I de Austria, el rey Federico Guillermo III de Prusia, y el zar Alejandro I de Rusia firmaron, a iniciativa de este último, un tratado el 26 de septiembre de 1815, por el cual se unieron en una Santa Alianza. Aunque se trataba de un acto de naturaleza política, con el caudillismo, el contenido del pacto era fundamentalmente religioso. Los tres monarcas declararon su firme resolución de utilizar como única regla de su gobierno, tanto en asuntos internos como externos, los principios de la religión cristiana: justicia, amor y paz. Como consecuencia, los gobernantes declararon su mutua fraternidad, por medio de la cual, no solamente se apoyarían entre sí, sino que se abstendrían de guerrear, y guiarían sus asuntos y sus ejércitos en la misma forma.
Este tratado no fue bienvenido por estadistas como Klemens Wenzel von Metternich (Conde y Príncipe del condado de Metternich) ni por los prusianos, por lo que Metternich reemplazó este tratado por una alianza puramente política el 20 de noviembre de 1815 entre Austria, Prusia, Rusia, Suiza e Inglaterra (también conocido como Cuádruple Alianza), con el fin de garantizar el mantenimiento del orden absolutista y reprimir cualquier intento de alterar la situación política de la Europa de la Restauración, contando con la posibilidad de poder intervenir manu militari (militarmente) en cualquier país contra movimientos liberales y revolucionarios.
De esta forma surge la llamada Europa de los Congresos, que preveía la celebración periódica de conferencias tendentes a mantener la paz y hacer respetar los intereses comunes de los signatarios. Los congresos, que se desarrollan entre 1818 y 1822, discuten las medidas a tomar frente a las inquietudes y desórdenes de carácter liberal o nacionalista. Los principales congresos serán los de Aquisgrán (1818), Troppau (1820), Laibach (1821) (que autorizó la intervención austriaca en Italia) y Verona (1822). Este último congreso supuso la intervención en España de un ejército francés denominado los Cien Mil Hijos de San Luis para terminar con el Trienio liberal y restaurar en el absolutismo a Fernando VII

GUERRA DE LA INDEPENDIENCIA

La Guerra de la Independencia Española o Guerra del Francés fue un conflicto armado surgido en 1808 por la oposición de España a la pretensión del emperador francés Napoleón I de instaurar y consolidar en el trono español a su hermano José Bonaparte, en detrimento de Fernando VII de España, desarrollando un modelo de Estado inspirado en los ideales bonapartistas.
El conflicto puede incluirse en el marco de la Guerra Peninsular sumándose al enfrentamiento precedente de Francia con Portugal y el Reino Unido, convulsionando toda la península Ibérica[1] hasta 1814.
La Guerra de Independencia Española queda enmarcada en el amplio conflicto de las Guerras Napoleónicas y en la crisis del sistema del Antiguo Régimen, encarnado en la monarquía absoluta de Fernando VII. El conflicto se desarrolló sobre un complejo trasfondo de profundos cambios sociales y políticos impulsados por el surgimiento de la identidad nacional española y la influencia en el campo de los «patriotas» de algunos de los ideales nacidos de la Ilustración y la Revolución francesa, paradójicamente difundidos por la élite de los afrancesados.
Los términos del tratado de Fontainebleau, firmado el 27 de octubre de 1807 por el primer Ministro Manuel Godoy, preveían, de cara a una nueva invasión conjunta hispanofrancesa de Portugal, el apoyo logístico necesario al tránsito de las tropas imperiales, que al mismo tiempo fueron tomando posiciones en importantes ciudades españolas según los planes de Napoleón, quien, convencido de contar con el apoyo popular, había resuelto forzar el derrocamiento de la dinastía reinante tradicional, situación a la que se llegaría por un cúmulo de circunstancias que resume el historiador Jean Aymes:
...la expedición a España deriva de una serie de consideraciones entre las que se encuentran mezclados la debilidad militar del estado vecino, la complacencia de los soberanos españoles, la presión de los fabricantes franceses, la necesidad de arrojar a los ingleses fuera de Portugal, la enemistad del Emperador hacia la dinastía de los Borbones, los imperativos de una estrategia política para el conjunto del Mediterráneo y, por fin, para remate y para ocultar ciertos cálculos sucios, los designios de Dios o las exigencias de una filosofía ad hoc
Aymes, Jean R.: La Guerra de la Independencia, Madrid, Siglo XXI, 1974.

FERNANDO VII & CARLOS IV


EL CONGRESO DE VIENA

El Congreso de Viena fue un encuentro internacional celebrado en la ciudad austriaca de Viena, convocado con el objetivo de restablecer las fronteras de Europa tras la derrota de Napoleón I y reorganizar la forma e ideologías políticas del Antiguo Régimen. Así pues, su intención era volver a la situación anterior a la Revolución Francesa de 1789. La reunión se llevó a cabo del 1 de octubre de 1814 al 9 de junio de 1815. Los acuerdos tuvieron vigencia en los territorios de Europa Central y del Este hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la paz se consiguió mediante el establecimiento del absolutismo. Fue convocado por el emperador de Austria Francisco I, diciendo éste al final del congreso que la nueva Europa era la Europa de la Restauración. Pese a las medidas que se concertaron para mantener a raya a los enemigos del Antiguo Régimen, no se pudo evitar la difusión de las ideas liberales que provocaron las revoluciones de 1830 y 1848

NAPOLEON BONAPARTE

Napoleón Bonaparte

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«Napoleón» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Napoleón (desambiguación).
Napoleón I
Emperador de los franceses, Rey de Italia, Protector de la Confederación del Rin
Napoleon in His Study.jpg
Napoleón en su estudio de las Tullerías, Jacques-Louis David, 1812

18 de mayo de 1804 - 3 de abril de 1814[1] /11 de abril de 1814[2]
Predecesor Consulado, del que él fue Primer Cónsul
Sucesor Luis XVIII

Emperador de los franceses
(Segundo mandato)
20 de marzo de 1815 - 22 de junio de 1815
Predecesor Luis XVIII
Sucesor Napoleón II[3]

Coronación 2 de diciembre de 1804, Notre Dame de París
Nacimiento 15 de agosto de 1769
Ajaccio, Córcega, Royal Standard of the Kingdom of France.svg Francia
Fallecimiento 5 de mayo de 1821
(51 años)
Santa Helena, Flag of the United Kingdom.svg Reino Unido
Entierro Panteón de los Inválidos (París)
Consorte
Descendencia Napoleón II
Dinastía Bonaparte
Padre Carlo Buonaparte
Madre María Letizia Ramolino

Escudo de Napoleón Bonaparte
Napoleón I Bonaparte (Ajaccio, 15 de agosto de 1769Santa Helena, 5 de mayo de 1821) fue un militar y gobernante francés, general republicano durante la Revolución y el Directorio, artífice del golpe de Estado del 18 de Brumario que le convirtió en Primer Cónsul (Premier Consul) de la República el 11 de noviembre de 1799; cónsul vitalicio desde el 2 de agosto de 1802 hasta su proclamación como Emperador de los franceses (Empereur des Français) 18 de mayo de 1804, siendo coronado el 2 de diciembre; proclamado Rey de Italia el 18 de marzo de 1805 y coronado el 26 de mayo, ostentó ambos títulos hasta el 11 de abril de 1814 y, nuevamente, desde el 20 de marzo hasta el 22 de junio de 1815.
Durante un periodo de poco más de una década, adquirió el control de casi toda Europa Occidental y Central mediante una serie de conquistas y alianzas, y sólo tras su derrota en la Batalla de las Naciones, cerca de Leipzig, en octubre de 1813, se vio obligado a abdicar unos meses más tarde. Regresó a Francia y al poder durante el breve período llamado los Cien Días y fue decisivamente derrotado en la Batalla de Waterloo en Bélgica, el 18 de junio de 1815, siendo desterrado por los ingleses a la isla de Santa Elena, donde falleció.
Napoleón es considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia, habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas, aunque con ciertas derrotas igualmente estrepitosas. Sus agresivas guerras de conquista se convirtieron en las mayores operaciones militares conocidas hasta ese momento en Europa, involucrando a un número de soldados jamás visto en los ejércitos de la época. Además de estas proezas bélicas, a Napoleón también se le conoce por el establecimiento del Código Napoleónico y es considerado por algunos un «monarca iluminado» debido a su extraordinario talento y capacidad de trabajo. Otros, sin embargo, lo estiman un dictador tiránico cuyas guerras causaron la muerte de millones de personas, así como uno de los personajes más megalómanos y nefastos de todos los tiempos

JACOBINOS

viernes, 12 de noviembre de 2010

LOS JACOVINOS

La democracia que propugnaban los Jacobinos era heredera directa del modelo de democracia de Jean Jacques Rousseau, en su aspecto comunitarista y creador del concepto de ciudadano. De las teorías de Rousseau expuestas en El contrato social, comparten la idea según la cual la soberanía reside en el pueblo y no en un dirigente o un cuerpo gobernante. También comparten la noción de voluntad general, que no es la suma de las voluntades individuales sino que procede del interés común. Esta primacía del bien común sobre los intereses particulares llevaron a algunos analistas como el historiador Jules Michelet, a reprochar tanto a Rousseau como más tarde a los Jacobinos que favorecieran la aparición de regímenes totalitarios.
El reparo rousseauniano ante el sistema representativo no era, sin embargo, compartido en su integridad por los Jacobinos, quienes, a pesar de desconfiar de dicho sistema (no sólo en su vertiente censitaria liberal-burguesa, que ligaba los derechos políticos y el voto a la posesión de propiedades, sino también en su vertiente democrática), lo consideraban un mal menor imprescindible, dada la imposibilidad técnica de que la nación en su conjunto expresara de forma directa su voluntad.
De acuerdo con estos conceptos, el jacobinismo desarrolló su propio modelo de representación política. Según éste, los parlamentarios habían de ser constantemente vigilados y coaccionados por el poder popular (organizaciones de corte jacobino como los clubes, las sociedades o las fuerzas armadas populares) para evitar desviaciones en un sentido contrario a la revolución. Así, al poder del parlamento, se oponía el poder popular, el poder de la calle, lo que en la práctica llevó al surgimiento de un doble poder: uno emanado del parlamento, que era depositario de la soberanía nacional, y otro de carácter físico y coactivo encarnado por los activistas del ala extremista de los Jacobinos. Esta dicotomía llevó a una cierta contradicción entre el concepto de representación política y el activismo callejero, encarnado por los Sans culottes, mediante el que ciertos activistas que representaban a una parte de la población podían subyugar la voluntad popular mediante la coacción.